La vida de Francisco José Garzón Amo discurrió desde muy pequeño cerca de
las vías del tren, hasta que cumplió su sueño de convertirse en maquinista.
Después ese sueño se convirtió en pesadilla en el accidente de
Angrois, el 24 de julio del 2013. Fue
detenido. El juez decretó su libertad provisional, con el compromiso de
presentarse periódicamente en el juzgado. Es el
único imputado por los 79 homicidios imprudentes del descarrilamiento del Alvia, después de las desimputaciones de doce
cargos del ADIF. Estuvo cerca de año y medio de baja, por las lógicas secuelas
psicológicas del accidente, hasta que finalmente el Instituto Nacional de la
Seguridad Social le dio el alta el pasado 13 de noviembre. Al día siguiente ya
acudió a las dependencias de Renfe para
presentar el documento que le permitía reincorporarse a la vida activa.
Desde ese día ya podía
haberse reintegrado en algún puesto de trabajo en la estructura de Renfe. Pero
tenía días pendientes de vacaciones y turnos, así que no se reincorporó hasta finales del mes de enero.
Durante este tiempo, la empresa, en colaboración con el Sindicato de
Maquinistas (Semaf), buscó la mejor ubicación laboral para el maquinista,
siempre con la premisa de no volver a conducir trenes y con la perspectiva de
dedicarse a labores administrativas.
Finalmente se decidió que podía ocupar un puesto de supervisión en los
talleres de mantenimiento de Renfe. Concretamente en unas naves
donde se realizan reparaciones rutinarias al material autopropulsado, expresión
que en la jerga ferroviaria sirve para referirse a las locomotoras. Garzón
estaría encargado, junto con el resto del personal del taller, de controlar el kilometraje de las máquinas para las distintas revisiones o
repuestos, entre otras funciones relacionadas con las labores de mantenimiento
de unos vehículos que conoce muy bien
Arropado por sus compañeros
Fuentes cercanas al
maquinista explicaron que Francisco José Garzónestá
satisfecho, pues sigue en contacto con la profesión que ama y con sus antiguos
compañeros, a los que ve a menudo cuando llevan sus máquinas a los hangares.
Aunque el dolor por las consecuencias del
descarrilamiento siempre está presente. Para preservar la
intimidad del maquinista, La Voz ha decidido no revelar el lugar exacto donde
está realizando su trabajo.
Arropado por sus compañeros e
intentando hacer vida normal con discreción, Garzón
Amo ha asumido que no volverá a conducir trenes. Como todos los
maquinistas que sufrieron un accidente grave, Renfe tiene la política -en
realidad una regla no escrita- de retirar de la circulación ferroviaria a estos
trabajadores. Es un pacto tácito, pues muchos de ellos son conscientes de que
no están en condiciones de volver a enfrentarse a esa responsabilidad y lo
aceptan de buen grado. Antes de recibir el alta, el conductor del Alvia pasó el
preceptivo examen médico, en el que se concluyó que las duras secuelas
psicológicas del accidente no le impedirían realizar ciertos trabajos en su
empresa. En principio, Garzón conserva su categoría de maquinista a pesar de
estar destinado a los talleres. Pero la licencia para conducir trenes, que debe
renovarse cada tres años, está a punto de expirar. «Mi profesión es bonita.
Implica muchos riesgos. Pero es la que tengo y me gusta», dijo en una de las
dos declaraciones que realizó ante el anterior juez instructor, Luis Aláez.
Perdón a las víctimas
La situación judicial en la
que está inmerso el maquinista implica que sus impresiones sobre el accidente
se han circunscrito hasta ahora a sus declaraciones ante al juez. Tan solo hubo
una excepción voluntaria.Una carta que dirigió a las víctimas del accidente que se publicó en julio del año pasado, coincidiendo con el
primer aniversario del accidente, en el libro de La Voz Tragedia en Angrois. El peor día de Galicia. En la misiva pedía perdón a los
afectados por el accidente y se ofrecía a hacer algo por ellos.
Las víctimas recogieron el
guante y le pidieron en otra carta que desvelara el nombre del responsable de
seguridad al que se quejó sobre la desprotección de la curva de Angrois. Su
defensa accedió a hacerlo y reveló la identidad en un escrito ante el juzgado,
aunque es más que probable que esta persona no sea llamada a declarar.
Las distintas investigaciones
periciales apuntan a que la llamada que recibió el maquinista en el punto más
complejo del recorrido, unida a la desprotección total de la curva de Angrois,
fueron los ingredientes que desencadenaron el exceso de velocidad que provocó
el accidente.
Informe del ADIF
Precisamente el juzgado en el
que se instruye la causa notificó ayer a las partes que recibió vía fax el
informe pericial del ADIF sobre el accidente, realizado por el perito José Luis
Pinel. El juzgado recibe este informe veinticuatro días después del plazo
fijado por el juez Andrés Lago Louro para la entrega de los estudios. Este
retraso en la entrega es interpretado por distintas partes del proceso como una
estrategia para responder a las conclusiones de los otros cinco informes -los
de los tres peritos nombrados por el juzgado, el de la aseguradora de Renfe y
el de la defensa del maquinista- confeccionando una suerte de contrainforme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario