Renfe está ultimando un nuevo plan estratégico destinado a garantizar la rentabilidad de su cuenta de resultados, lo que va a suponer en los próximos tres años un importante esfuerzo de gestión dentro de la compañía dependiente del Ministerio de Fomento. Entre las líneas maestras del programa elaborado por el equipo que preside Pablo Vázquez figura una especial atención a la red de Cercanías que da servicio cada año a 390 millones de pasajeros. La empresa quiere maximizar esta extraordinaria cartera de clientes para disponer de un canal efectivo de distribución, lo que exige una orientación al cliente equivalente a la que caracteriza las actuaciones de la Alta Velocidad.
El planteamiento del nuevo equipo directivo de Renfe va a suponer una serie de cambios visibles en el modelo de negocio de todos los servicios de Cercanías, que durante los últimos años se han convertido en una especie de ‘patito feo’ dentro de la estructura operativa de la compañía. El predominio del AVE, con sus multimillonarios esfuerzos inversores tanto desde Adif como desde la propia empresa operadora, ha supuesto un mal negocio para la red de proximidad ferroviaria, a la que ahora se van a destinar cerca de 250 millones de euros en el nuevo plan de acción a medio plazo y cuyo horizonte está fijado en el año 2017.
El modelo que se va a implantar en España es similar al que ya funciona en algunos países europeos como Alemania e Inglaterra, donde el pasajero adapta el pago de su billete con carácter exclusivo al trayecto en número de kilómetros recorridos.
Renfe entiende que esta tarifa es mucho más equitativa para el viajero, que deberá cancelar su título de transporte en cada viaje, lo que también supone una garantía de control de tráfico en una red que acumula un nivel de fraude del 7%.
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